miércoles, 5 de octubre de 2011

primeras apariciones (el vidrio se desvaneció)


-McGonagall leer que raro- dijo sarcásticamente sirius.
La profesora McGonagall solo lo fulmino con la mirada ya que no había que pueda decir.

-Este capitulo se llama-dijo la profesora- El vidrio se desvaneció.
-seguro es magia accidental- dijo James.
Si- estuvo de acuerdo Sirius- a mi......
Pero Sirius no pudo continuar ya que niebla blanca había aparecido,  todos sacaron sus varitas, ya que una persona habia aparecido girando, en cuanto dejo de girar cayo de bruces al suelo, se levanto maldiciendo por lo bajo.
Todos la apuntaron con sus varitas, la visitante era un pelirroja con ojos castaños y varias pecas en el rostro.
Oh- dijo al ver a todos, ella sabia que los iba hacer, pero como le dijo Jaly, era muy diferente  ver a saber. Y tenia razón, era extraño ver a James y Lily ahí parados era verdad que James era  como ver a Harry solo que con errores, como los ojos, a además la nariz de Harry era un poco diferente, y Jaly, bueno Lily era Jaly, solo que pelirroja. También logro ver a dos pelirrojos idénticos, los cuales supuso que eran sus tíos gemelos hermanos de su madre Fabián y Gideon. Mas allá estaba sentado Dumbledore, era exactamente igual a como ella lo recordaba, tal vez con un poco me nos de arrugas. También estaban los padres de Neville, Alice y Frank, era raro verlos, también estaban Remus y Sirius, Ellos si que eran totalmente diferentes a como les recordaba, Lupin tenia aspecto joven y  parecía mas vivo, Sirius, el estaba mucho mas joven, no había esa sombre en su rostro, estaba totalmente perfecto, cualquier, si ella no supiera que el era Sirius, por su pelo y el hecho de que estaba a lado de James, no lo hubiera reconocido. Ginny pensaba en todo ellos hasta que la voz de James la saco de su ensimismamiento.
-Identifícate- le dijo a Ginny apuntándola con la varita.
-Yo soy Ginebra Molly Weasley- dijo Ginny. Aunque si me dicen Ginebra no soy responsable de mis actos. Soy hija de Arthur y Molly Weasley.
Ginny ignoro la cara de sorpresa y alegría que ponía su madre al saber que tendría una hija.
Y vengo del futuro para explicarles lo que no entiendan de los libros.
Todos le creyeron, ya que el parecido entre ella y la señora Weasley era notorio, y sus ojos eran iguales.
Tu... tu eres mi hija?-dijo Molly.
-Si mama- dijo Ginny- soy un año menor que Ron.
La señora Weasley se levanto y abrazo a su hija, cuando se separaron, la sentó a su lado.
-Creo que debemos seguir leyendo.-Dijo Ginny.

Habían pasado aproximadamente diez años desde el día en que los Dursley se
despertaron y encontraron a su sobrino en la puerta de entrada, pero Privet Drive no
había cambiado en absoluto. El sol se elevaba en los mismos jardincitos, iluminaba el
número 4 de latón sobre la puerta de los Dursley y avanzaba en su salón, que era casi
exactamente el mismo que aquél donde el señor Dursley había oído las ominosas
noticias sobre las lechuzas, una noche de hacía diez años. Sólo las fotos de la repisa de
la chimenea eran testimonio del tiempo que había pasado. Diez años antes, había una
gran cantidad de retratos de lo que parecía una gran pelota rosada con gorros de
diferentes colores

-¿Porque le ponían gorros a una pelota?-dijo James confundido.
-¿Y además le sacaban fotos?- dijo Sirius igual que James
-No creo que sea una pelota-dijo Molly
-No- dijo Ginny riendo- es Dudley
Todos al comprender se hacharon a reír, tardaron un bue rato en calmar a James y Sirius, cuando lo lograron McGonagall continuo leyendo

 pero Dudley Dursley ya no era un niño pequeño, y en aquel momento las fotos mostraban a un chico grande y rubio montando su primera bicicleta, en un tiovivo en la feria, jugando con su padre en el ordenador, besado y abrazado por su madre...
La habitación no ofrecía señales de que allí vivieran más niños. Sin embargo, Los hermanos Potter, Harry y Jaly, estaba todavía allí, durmiendo en aquel momento,  aunque no por mucho tiempo. Su tía Petunia se había despertado y su voz chillona era el primer ruido del día.
—¡Arriba! ¡A levantarse! ¡Ahora!

-Esa no es forma de levantar a unos niños- dijeron Molly y Lily al mismo tiempo.

Harry se despertó con un sobresalto. Su tía llamó otra vez a la puerta.
—¡Arriba! —chilló de nuevo. Harry oyó sus pasos en dirección a la cocina, y
después el roce de la sartén contra el fogón. El niño se dio la vuelta y  golpeo a su hermana que siempre se levantaba antes. trató de recordar  el sueño que había tenido. Había sido bonito. Había una moto que volaba. Tenía la curiosa sensación de que había soñado lo mismo anteriormente. Mientras que, por su lado, Jaly pensaba en lo que había visto en un sueño, había soñado con un hombre grande, con la cara tapada por una barba negra. Ella pensó que era otra cosa que tenia que investigar, ya que ella era muy inteligente, analizaba cada sueño que tenia y los que le contaba Harry, ya que ella había leído que todos los sueños tienen un significado.

-Es igual de inteligente que tu- dijo James a su esposa.
Lily se limito a sonreír.
-porque analizaría sus sueños-dijo Remus pensativamente.
-Ni idea- dijo Sirius

Su tía volvió a la puerta.
—¿Ya están levantados? —quiso saber.
—Casi —respondió Harry, Jaly solo estaba sentada en su cama
—Bueno, date prisa, quiero que alguno vigile el beicon. Y no se atrevan a dejar que se
queme. Quiero que todo sea perfecto el día del cumpleaños de Duddy.
Harry gimió, Jaly solo suspiro.
—¿Qué has dicho? —gritó con ira desde el otro lado de la puerta.
—Nada. —dijo Jaly.
El cumpleaños de Dudley... ¿cómo habían podido olvidarlo? Harry se levantó
lentamente y comenzó a buscar sus calcetines. Encontró un par debajo de la cama y,
después de sacar una araña de uno, se los puso. Harry estaba acostumbrado a las arañas, a su hermana no la asustaban pero si le daban asco. Pero ya se había acostumbrado porque la alacena que había debajo de las escaleras estaba llena de ellas, y allí era donde
dormían.

-¡Duermen en una alacena!-grito Lily- esta si me las pagaras Petunia, mira que hacerle eso a mis hijos.
-Ya se- dijo Sirius e hizo aparecer un pergamino.-Aquí anotaremos a todas las personas a la que le haremos bromas.
Le puso el titulo así, y lo último que lograron ver fue que escribía Dursley en letras grandes.

Cuando estuvo vestido salió al recibidor y entró en la cocina. La mesa estaba casi
cubierta por los regalos de cumpleaños de Dudley. Parecía que éste había conseguido el
ordenador nuevo que quería, por no mencionar el segundo televisor y la bicicleta de
carreras. La razón exacta por la que Dudley podía querer una bicicleta era un misterio
para los hermanos, ya que Dudley estaba muy gordo y aborrecía el ejercicio, excepto si
conllevaba pegar a alguien, por supuesto. El saco de boxeo favorito de Dudley era
Harry, pero no podía atraparlo muy a menudo. Aunque no lo parecía, Harry era muy
rápido.

-De tal palo tal astilla- dijo Sirius.

A Jaly, la molestaba mucho verbalmente, pero a ella parecía importarle muy poco, al principio, en el colegio todos los chicos andaban detrás de ella, pero dejaron de seguirla por Dudley, las chicas por su parte le tenían celos porque ella era muy bonita, los celos lo había empezado una chica alta pero muy odiosa, de seguro la futura pareja de Dudley.

Todos en la sala rieron

Su hermana entro en la sala ya arreglada y cambiada, ella levaba ropa regalada, se la regalaba una chica de la esquina, ella era de nuestro mismo curso, pero a mi hermana le quedaba bien su ropa porque ella era bajita.

-Mira que ni comprarles ropa-dijo Molly totalmente disgustada.

Tal vez tenía algo que ver con eso de vivir en una oscura alacena, pero, Harry había
sido siempre flaco y muy bajo para su edad.

-Eso no es por la alacena- dijo Remus- es herencia.

Además, parecía más pequeño y enjuto de lo que realmente era, porque toda la ropa que llevaba eran prendas viejas de Dudley, y su primo era cuatro veces más grande que él. Harry tenía un rostro delgado, rodillas
huesudas, pelo negro y ojos de color verde brillante. Llevaba gafas redondas siempre
pegadas con cinta adhesiva, consecuencia de todas las veces que Dudley le había
pegado en la nariz.

-hasta la miopía tenias que heredarle- dijo Sirius riendo.

 El con su hermana eran tan diferentes como iguales. Ella era bajita, hermosa en muchos sentidos, en la cara ambos tenían la piel blanca pálida, el recordaba que su hermana de pequeña podía cambiar su pelo de color, lo cual le había acarreado muchos castigos, Pero su pelo era originalmente negro, al igual que el suyo, tenia unos ojos verdes esmeraldas idénticos al os suyos, pero por lo demás eran diferentes.
La única cosa que a Harry le gustaba de su apariencia era aquella pequeña cicatriz en la frente, con la forma de un relámpago. Esta era muy extraña ya que ambos la tenían, con la diferencia de que el la tenia en la frente y Jaly cerca del ojo derecho. La tenían desde que se podían
acordar, y lo primero que recordaba haber preguntado a su tía Petunia era cómo se la
habían hecho.

-Espero que le diga la verdad- dijo Lily.

—En el accidente de coche donde tus padres murieron —había dicho—. Y no
hagas preguntas.

-Ni siquiera saben la verdad!- grito Lily.- Profesor-dijo dirigiéndose a Dumbledore- porque los dejo con ellos, se nota que los odian.
-no lo se - dijo Dumbledore, ya que ni el sabia porque los había dejado con esos muggles- aun no lo e hecho y no le puedo explicar.
-Si profesor- dijo Lily- hay que seguir leyendo, tal vez lo averigüemos- dijo mirando a McGonagall.
Pero no pudo continuar, porque la luz blanca y el movimiento habían aparecido nuevamente, una persona alta, delgada, con unas cortinas de pelo negro grasiento, y una nariz ganchuda.
Apareció, al igual que Ginny girando rápidamente, el no se cayo como ella, pero si se tambaleo mucho y se tuvo que agarrar para no caerse.
Todos se le quedaron viendo, los primeros en reaccionar fueron los merodeadores.
-Que hace aquí Quejicus- gritaron los tres al unisonó.
-he venido para explicarles los libros- dijo Snape arastrando las palabras.-entendieron o necesitan que se los escriba.
-Pero el es un mortífago- dijo Sirius- todos lo saben.
-Pues los que les trajeron los libros pensaron en traerme a mi- dijo Snape pausadamente- Además yo....
Pero no pudo continuar porque una hoja apareció en el centro.
Lily la agarro y leyó en voz alta para todos.

A todos los lectores:
1.-aparecerán personas del futuro continuamente, según vayan llegando la sala se hará mas grande.
2.-Todas las personas que vengan del futuro son de nuestra entera confianza.
3.- Les repetimos, NO juzguen precipitadamente, las cosas NO son lo que parecen, no hagan nada hasta que terminen los libros.
4.- Esto va a las personas del futuro, NO REVELEN NADA, no pueden decir nada que no haya pasado en los libros, solo pueden aclarar, no adelantar, pueden explicar con mayor detalle, no adelantarse a algún acontecimiento.
J.E.P , H.J.P, R.B.W, H.J.G,N.F.L, G.W.P.

-Sigo queriendo saber quienes son-dijo Remus.
Todos asintieron, excepto Ginny, ya que ella sabia muy bien quienes eran.
-Creo que debemos continuar leyendo- dijo Ginny- luego averiguamos quienes son.
Todos estuvieron deacuerdo y McGonagall siguió leyendo.

«No hagas preguntas»: ésa era la primera regla que se debía observar si se quería vivir una vida tranquila con los Dursley.  Por ello nunca habían aclarado el porque de qee tenían la misma cicatriz con la misma forma.
Tío Vernon entró a la cocina cuando Harry estaba dando la vuelta al tocino.
—¡Péinate! —bramó como saludo matinal.

-No se puede- dijo James- es algo imposible.

Una vez por semana, tío Vernon miraba por encima de su periódico y gritaba que
Harry necesitaba un corte de pelo. A Jaly también se lo cortaban, decían que una niña no debía tenerlo largo, que debía ser por arriba de los hombros, pero nunca lo habían logrado, antes la cortaban y a las horas volvía a su tamaño original, ahora tardaba alrededor de una semana.

-Es igual a mi- dijo Lily- a mi tampoco me gustaba que me lo corte, me gustaba largo.

A Harry le habían cortado más veces el pelo que al resto de los niños de su clase todos juntos, pero no servía para nada, pues su pelo seguía creciendo de aquella manera, por todos lados.

-Siempre será así- dijo James- por mucho que lo cortes siempre crecerá así.

Harry y Jaly estaban friendo los huevos cuando Dudley llegó a la cocina con su madre.
Dudley se parecía mucho a tío Vernon. Tenía una cara grande y rosada, poco cuello,
ojos pequeños de un tono azul acuoso, y abundante pelo rubio que cubría su cabeza
gorda. Tía Petunia decía a menudo que Dudley parecía un angelito. Harry decía a
menudo que Dudley parecía un cerdo con peluca, mientras Jaly le miraba feo y le regañaba diciendo que no podía insultar a los cerdos de esa manera.

Todos en la sala rieron ante eso. Los merodeadores y los gemelos estaban rodando por el piso incluso los profesores tenían una sonrisa en el rostro.
Sirius y James decían incoherencias mientras reían como:
-niños.... geniales.... iguales- decía entre risas Sirius.
-hijos... divertidos--- orgulloso- decía James igual que Sirius.
Tardaron un buen rato en recobrar todos la compostura, cuando Sirius y James pudieron controlar en un ochenta por ciento su risa continuaron.

Jaly puso sobre la mesa los platos con huevos y beicon, lo que era difícil porque
había poco espacio. Entretanto, Dudley contaba sus regalos. Su cara se ensombreció.
—Treinta y seis —dijo, mirando a su madre y a su padre—. Dos menos que el año
pasado.

-Encima de que le dan tantos regalos se queja- dijo Hagrid molesto.

—Querido, no has contado el regalo de tía Marge. Mira, está debajo de este grande
de mamá y papá.
—Muy bien, treinta y siete entonces —dijo Dudley, poniéndose rojo.
Harry; que podía ver venir un gran berrinche de Dudley, comenzó a comerse el
beicon lo más rápido posible, por si volcaba la mesa. Jaly solo se reía muy disimuladamente de la actitud de Harry, y rodaba los ojos por la actitud de Dudley.
Tía Petunia también sintió el peligro como Harry, porque dijo rápidamente:
—Y vamos a comprarte dos regalos más cuando salgamos hoy. ¿Qué te parece,
pichoncito? Dos regalos más. ¿Está todo bien?
Dudley pensó durante un momento. Parecía un trabajo difícil para él. Por último,
dijo lentamente.
—Entonces tendré treinta y.. treinta y..

-Ni contar sabe- dijo Gideon.

—Treinta y nueve, dulzura —dijo tía Petunia.
—Oh —Dudley se dejó caer pesadamente en su silla y cogió el regalo más
cercano—. Entonces está bien.
Tío Vernon rió entre dientes.
—El pequeño tunante quiere que le den lo que vale, igual que su padre. ¡Bravo,
Dudley! —dijo, y revolvió el pelo de su hijo.

-Encima y lo felicitan- dijo Molly molesta.

Jaly pensaba que era un niño mimado, y que sus padres le hacían daño.

-Estoy de acuerdo con Jaly- dijo Lily
Jaly bebe al oír su nombre empezó a jalar a su mama. Todos se habían olvidado que Jaly seguía a los pies de Lily, era tan callada que ni se la sentía.
Lily alzo a la pequeña y la volvió a meter al corral con Harry Ron y Neville.

En aquel momento sonó el teléfono y tía Petunia fue a cogerlo, mientras Jaly como siempre estaba perdida en sus propios pensamientos, algo normal en ella, ya que siempre que podía analizaba las cosas que les pasaba, por su parte, Harry y tío  Vernon miraban a Dudley, que estaba desembalando la bicicleta de carreras, la filmadora, el avión con control remoto, dieciséis juegos nuevos para el ordenador y un vídeo. Estaba rompiendo el envoltorio de un reloj de oro, cuando tía Petunia volvió, enfadada y preocupada ala vez.
—Malas noticias, Vernon —dijo—. La señora Figg se ha fracturado una pierna. No
puede cuidarlos. —Volvió la cabeza en dirección a Harry y Jaly.

-Como si ellos le hubieran roto la pierna- dijo Lily enfadada.

La boca de Dudley se abrió con horror, pero el corazón de Harry dio un salto. Jaly permanecía inmutable como siempre, aunque tenia vanas esperanzas. Y era porque cada año, el día del cumpleaños de Dudley, sus padres lo llevaban con un amigo a pasar el día a un parque de atracciones, a comer hamburguesas o al cine. Cada año, Jaly y Harry se quedaban con la señora Figg, una anciana loca que vivía a dos manzanas. Harry no podía
soportar ir allí. Toda la casa olía a repollo y la señora Figg le hacía mirar las fotos de
todos los gatos que había tenido. Jaly por su parte no parecía importarle quedarse ahí, siempre veía a la señora Figg con una sonrisa, al igual que veía a todos.

-Tiene tu amabilidad- dijo James- siempre sonreías y brindabas apoyo a todos, excepto a nosotros...
Lily se limito a besar a su novio que le devolvió el beso gustoso.
-Váyanse a un hotel- dijo Sirius con una fingida cara de asco.
Ambos se sonrojaron y la lectura continúo.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó tía Petunia, mirando con ira a Jaly y Harry como si
ellos hubieran planeado todo. Harry sabía que debería sentir pena por la pierna de la
señora Figg, pero no era fácil cuando recordaba que pasaría un año antes de tener que
ver otra vez a Tibbles, Snowy, el Señor Paws o Tufty. Jaly quería ver a la señora Figg porque aunque no lo demostrara estaba preocupada.
—Podemos llamar a Marge —sugirió tío Vernon.

-Si hay alguien peor que ellos es Marge- dijo Lily- la conocí el día de su boda es una persona totalmente desagradable, y de seguro odia a Harry.

—No seas tonto, Vernon, ella no aguanta al chico.
Los Dursley hablaban a menudo sobre los hermanos de aquella manera, como si no
estuviera allí, o más bien como si pensaran que eran tan tontos que no podían entenderlos,
algo así como gusanos. Lo cual era ridículo con Jaly ya que era de lejos la mejor alumna de su curso.

-Imposible- dijo Sirius- la hija  de Cornamenta no puede ser una prefecta perfecta.
-Recuerda que también es mi hija- dijo Lily enfadada- y que tiene de malo ser prefecta?
-Nada- dijo Sirius sarcástico, por suerte Lily no lo noto.
 
—¿Y qué me dices de... tu amiga... cómo se llama... Yvonne?
—Está de vacaciones en Mallorca —respondió enfadada tía Petunia.
—Podéis dejarnos aquí —sugirió esperanzado Harry. Podrían ver lo que quisieran en
la televisión, para variar, y tal vez incluso hasta jugarían con el ordenador de Dudley
Tía Petunia lo miró como si se hubiera tragado un limón. Jaly sabia que ese intento de su hermana no iba a funcionar.
—¿Y volver y encontrar la casa en ruinas? —rezongó.

-No van a quemar la casa- dijeron dos pelirrojas.

—No vamos a quemar la casa —dijo Harry, pero no le escucharon.
—Supongo que podemos llevarlos al zoológico —dijo en voz baja tía Petunia—... y
dejarlos en el coche...
—El coche es nuevo, no se quedarán allí solos...

-Como si fueran delincuentes- dijo Lily.

Dudley comenzó a llorar a gritos. En realidad no lloraba, hacía años que no lloraba
de verdad, pero sabía que, si retorcía la cara y gritaba, su madre le daría cualquier cosa
que quisiera.

-Berrinchudo-dijo Molly.

—Mi pequeñito Dudley no llores, mamá no dejará que él te estropee tu día especial
—exclamó, abrazándolo.
— ¡Yo... no... Quiero... que... ellos  vengan! —Exclamó Dudley entre fingidos sollozos.
— ¡Siempre lo estropean todo! —Le hizo una mueca burlona a Harry y Jaly, desde los
brazos de su madre. Esta le mostro una sonrisa lo cual lo hizo enfadar mas, pero no pudo hacer nada porque justo entonces, sonó el timbre de la puerta.

-Así me gusta- dijo Sirius- moléstalos, creo que si se parece un poco a ti.
-Al parecer es igual que los dos- dijo James feliz.

—¡Oh, Dios, ya están aquí! —dijo tía Petunia en tono desesperado y, un momento
más tarde, el mejor amigo de Dudley, Piers Polkiss, entró con su madre. Piers era un
chico flacucho con cara de rata. Era el que, habitualmente, sujetaba los brazos de los
chicos detrás de la espalda mientras Dudley les pegaba. Dudley suspendió su fingido
llanto de inmediato.

-Careta- dijo Remus.

Media hora más tarde, Harry y Jaly, que no podían creer en su suerte, estaba sentado en la
parte de atrás del coche de los Dursley, junto con Piers y Dudley, camino del zoológico
por primera vez en su vida. A sus tíos no se les había ocurrido una idea mejor, pero
antes de salir tío Vernon se llevó aparte a Harry y a Jaly.

-Si les hace algo yo no respondo- dijo James con fuego en los ojos.
 
—Se lo advierto —dijo, acercando su rostro grande y rojo al de Harry—. Les estoy
avisando ahora: cualquier cosa rara, lo que sea, y se quedarán en la alacena hasta
la Navidad.
—No voy a hacer nada —dijo Harry—. De verdad y Jaly tampoco lo hará...
Pero tío Vernon no le creía. Nadie lo hacía mas que su hermana, la única que creía que no era su culpa cuando pasaba algo extraño a su alrededor.

-Magia- dijeron todos.

El problema era que, a menudo, ocurrían cosas extrañas cerca de Harry y no conseguía nada con decir a los Dursley que él no las causaba.
En una ocasión, tía Petunia, cansada de que Harry volviera de la peluquería como si no hubiera ido, cogió unas tijeras de la cocina y le cortó el pelo casi al rape, exceptuando el flequillo, que le dejó «para ocultar la horrible cicatriz». Dudley se rió como un tonto, burlándose de Harry, que pasó la noche sin dormir imaginando lo que pasaría en el colegio al día siguiente, donde ya se reían de su ropa holgada y sus gafas remendadas. Sin embargo, a la mañana siguiente, descubrió al levantarse que su pelo estaba exactamente igual que antes de que su tía lo cortara. Como castigo, lo encerraron en la alacena durante una semana, aunque intentó decirles que no podía explicar cómo le había crecido tan deprisa el pelo.

-Puede hacer magia muy poderosa- dijo Remus- el será excepcionalmente poderoso-

Otra vez, tía Petunia había tratado de meterlo dentro de un repugnante jersey viejo de Dudley (marrón, con manchas anaranjadas). Cuanto más intentaba pasárselo por la cabeza, más pequeña se volvía la prenda, hasta que finalmente le habría sentado como un guante a una muñeca, pero no a Harry. Tía Petunia creyó que debía de haberse encogido al lavarlo y, para su gran alivio, Harry no fue castigado.

-Mira que idiotez- dijo Sirius- pero por lo menos no lo castigo.

Por otra parte, había tenido un problema terrible cuando lo encontraron en el techo
de la cocina del colegio. El grupo de Dudley lo perseguía como de costumbre cuando,
tanto para sorpresa de Harry como de los demás, se encontró sentado en la chimenea.
Los Dursley recibieron una carta amenazadora de la directora del colegio, diciéndoles
que Harry andaba trepando por los techos del colegio. Pero lo único que trataba de hacer
(como le gritó a tío Vernon a través de la puerta cerrada de la alacena) fue saltar los
grandes cubos que estaban detrás de la puerta de la cocina. Harry suponía que el viento
lo había levantado en medio de su salto.

Si, porque es tan liviano- dijo Sirius.
-Me pregunto como lo habrá hecho- dijo Lily pensativamente.
-Lo mas seguro es que se haya aparecido- dijo McGonagall y continuo leyendo.

De Jaly ya no pasaban cosas así, aunque Harry no se explicaba muchas cosas. Jaly se acordaba muy bien de cuando pequeña su pelo cambiaba de color según sus emociones,

-su pelo cambia de color!- exclamaron todos a excepción de Dumbledore, al que todos miraron en busca de respuestas.
-¿Porque lo hace profesor?- dijo Lily
-No podría saber bien- dijo Dumbledore- pero creo que es metamorfomaga, no totalmente, ya que tiene su propi aspecto.
-Como mi prima- dijo Sirius- la hija de Andrómeda es metamorfomaga.
-Exactamente- dijo Dumbledore- solo que mas débilmente, lo hace solo con emociones fuertes no a suaves, y al parecer ya logro controlarlo.

Por ello había aprendido a controlar sus emociones que no podrían saberlas ni con detector.
Además de ello, podía ir a donde quería con solo pensar en el lugar al que quería ir,

-Se puede aparecer- dijeron todos al unisonó otra  vez y al igual que la anterior vez Dumbledore fue la excepción, aunque el estaba igual totalmente sorprendido que una niña de diez años controle la aparición, siendo que muchas personas preparadas no podían.
-Al parecer Jaly es muy poderosa- dijo Dumbledore.
Todos exclamaban palabras como impresionante, o increíble, por su parte James y Lily estaban totalmente orgullosos de su hija, y Sirius y Remus igual, ya que son sus padrinos, Sirius de Ambos y Remus solo de Jaly.

Tenia cuidado de que nadie lo notase, ni su hermano se había dado cuenta, también lograba duplicar las cosas que quería de Dudley, pero ya hace mas de tres años lo había logrado controlar todo.

-Ya lleva tres años controlándolo- dijo McGonagall- a si que tenia siete cuando logro controlarlo, la mayoría de los niños empiezan con un poco de magia a esa edad.

Por ello últimamente ya no pasaban cosas, bueno cosas extrañas si pasaban, ella aun no entendía porque, Jaly sabia que lo mismo le pasaba a su hermano, solo que el aun no lo controlaba, se preguntaba si era algo genético, pero no podía asegurarlo.

-Es algo genético-dijo Remus- es magia.

Pero aquel día nada iba a salir mal. Incluso estaba bien pasar el día con Dudley y
Piers si eso significaba no tener que estar en el colegio, en su alacena, o en el salón de la
señora Figg, con su olor a repollo. Al fin ellos podían alejarse un poco juntos.
Mientras conducía, tío Vernon se quejaba a tía Petunia. Le gustaba quejarse de
muchas cosas. Jaly y Harry, el ayuntamiento, Harry y Jaly, el banco y Harry y Jaly eran algunos de sus temas favoritos. Aquella mañana le tocó a los motoristas.

-Dan mucho de que hablar- dijo Sirius entre enojado y tratando de aligerar el ambiente, ya que todos se habían enojado.

—... haciendo ruido como locos esos gamberros —dijo, mientras una moto los adelantaba.
—Tuve un sueño sobre una moto —dijo Harry recordando de pronto—. Estaba
volando.

-Palabras equivocadas-dijo Lily.

Jaly miro a su hermano, ella sabia muy bien que esas eran palabras equivocadas,

Lily sonrió ya que habían tenido el mismo pensamiento, pero no fue la única, Snape también sonrió, el ya sabia que  Jaly era muy parecida a Lily.

 pero por otro lado estaba el hecho de que ella también había soñado con una moto así, eso era algo que tenia que pensar.

-Entonces ambos soñaron con mi moto- dijo Sirius feliz.

Tío Vernon casi chocó con el coche que iba delante del suyo. Se dio la vuelta en el
asiento y gritó a Harry:
—¡LAS MOTOS NO VUELAN!
Su rostro era como una gigantesca remolacha con bigotes.

-Tus hijos tienen una gran imaginación-dijo Sirius entre carcajadas, James, Remus, Gideon y Fabián se hallaban en igual condiciones, Todos lo demás solo sonreían, a excepción de McGonagall que negaba con lacabeza, aunque estaba divertida.
 
Dudley y Piers se rieron disimuladamente y Jaly los fulmino con la mirada.
—Ya sé que no lo hacen —dijo Harry—. Fue sólo un sueño.
Pero deseó no haber dicho nada. Si había algo que desagradaba a los Dursley aún
más que las preguntas que Jaly y Harry hacían, era que hablaran de cualquier cosa que se
comportara de forma indebida, no importa que fuera un sueño o un dibujo animado.
Parecían pensar que podían llegar a tener ideas peligrosas.

-Tienen miedo que descubran la magia- dijo Sirius- aunque para su mala suerte Jaly parece que esta a poco de darse cuenta.
 
Era un sábado muy soleado y el zoológico estaba repleto de familias. Los Dursley
compraron a Dudley y a Piers unos grandes helados de chocolate en la entrada, y luego,
como la sonriente señora del puesto les preguntó a los hermanos qué querían antes de que pudieran alejarse, les compraron un polo de limón, que era más barato. Aquello tampoco estaba
mal, pensó Harry,

-Me encantan esos helados- dijo Lily- siempre me los compraba.

 Jaly pensaba que estaba súper, ya que le encantaban.

A Lily le encantaba que Jaly fuera tan parecida a ella, Snape igual sonrió, aunque de el era imperceptible.

 chupándolo mientras observaban a un gorila que se rascaba la cabeza y se parecía notablemente a Dudley, salvo que no era rubio.

-Eso se puede arreglar- dijeron James y Sirius al unisono.

Fue la mejor mañana que los hermanos habían pasado en mucho tiempo. Tuvieron cuidado de
andar un poco alejados de los Dursley, para que Dudley y Piers, que comenzaban a
aburrirse de los animales cuando se acercaba la hora de comer, no empezaran a practicar
su deporte favorito, que era pegarle a Harry. Comieron en el restaurante del zoológico, y
cuando Dudley tuvo una rabieta porque su bocadillo no era lo suficientemente grande,
tío Vernon le compró otro y Harry tuvo permiso para terminar el primero,

-Hasta para eso necesita permiso - dijo Lily enojada.

el había insistido en compartirlo con su hermana, pero ella insistió tanto en que no quería y, como siempre ella le gano a Harry.

-ambos son amables entre ellos- dijo Molly- quisieran que ellos se llevaran tan bien- dijo mirando a sus hijos que peleaban el la parte donde estaban todos.-Los únicos que nunca pelean son Fred y George, pero con sus travesuras que hacen juntos prefería que se pelearan.

Más tarde, Harry y Jaly pensaron que debían haber sabido que aquello era demasiado bueno
para durar.
Después de comer fueron a ver los reptiles.

-asquerosas serpiente-dijo Sirius. Snape lo fulmino con la mirada.

 Estaba oscuro y hacía frío, y había vidrieras iluminadas a lo largo de las paredes. Detrás de los vidrios, toda clase de serpientes y lagartos se arrastraban y se deslizaban por las piedras y los troncos. Dudley y Piers querían ver las gigantescas cobras venenosas y las gruesas pitones que
estrujaban a los hombres. Dudley encontró rápidamente la serpiente más grande. Podía
haber envuelto el coche de tío Vernon y haberlo aplastado como si fuera una lata,

-espero que lo haga-dijo Sirius esperanzado-

Pero en aquel momento no parecía tener ganas. En realidad, estaba profundamente dormida.

-Que lastima- dijo Sirius.

Dudley permaneció con la nariz apretada contra el vidrio, contemplando el brillo de
su piel.
—Haz que se mueva —le exigió a su padre.

-Gran caso que les va a hacer- dijo Sirius.
-Sirius- dijo Lily- podrías callarte, ya que quiero terminar el capitulo, no el libro, solo el capitulo este año.
-Pero si no comentamos donde esta el chiste-dijo Sirius.
-A sique ¿no te vas a callar?-pregunto Lily
-no- dijo Sirius. A lo que Lily sonrió lo cual asusto a Sirius.
-Bueno-dijo Lily, cerro los ojos y algo plomo apareció en sus manos, saco un pedazo de cinta y envolvió a Sirius con ella.
-No te la quites-agrego Lily- porque duele. Acto seguido apunto a la cinta para que no pueda desvanecerse.
McGonagall continuo leyendo.

Tío Vernon golpeó el vidrio, pero la serpiente no se movió.
—Hazlo de nuevo —ordenó Dudley.
Tío Vernon golpeó con los nudillos, pero el animal siguió dormitando
—Esto es aburrido —se quejó Dudley. Se alejó arrastrando los pies.
Harry y Jaly se movieron frente al vidrio y Harry miro intensamente a la serpiente. Si él
hubiera estado allí dentro, sin duda se habría muerto de aburrimiento, sin ninguna compañía,
salvo la de gente estúpida golpeando el vidrio y molestando todo el día. Era peor que
tener por dormitorio una alacena donde la única visitante era tía Petunia, llamando a la
puerta para despertarlo: al menos, él podía recorrer el resto de la casa y tenia a su hermana.
De pronto, la serpiente abrió sus ojillos, pequeños y brillantes como cuentas. Lenta,
muy lentamente, levantó la cabeza hasta que sus ojos estuvieron al nivel de los de los hermanos.
Guiñó un ojo.

-Como que guiño un ojo!-dijo James, Sirius lo intento pero solo hizo sonidos como bmbbmbbb, sin sentido, mientras se ponía rojo por el aire contenido.
-no intentes hablar-dijo Lily.

La miró fijamente. Luego Harry echó rápidamente un vistazo a su alrededor, para
ver si alguien lo observaba. Nadie les prestaba atención. Harry Miró de nuevo a la serpiente y
también le guiñó un ojo.

-Perdió la cabeza-dijo James.

La serpiente torció la cabeza hacia tío Vernon y Dudley, y luego levantó los ojos
hacia el techo. Dirigió a Harry una mirada que decía claramente:
—Me pasa esto constantemente.
—Lo sé —murmuró Harry a través del vidrio, aunque no estaba seguro de que la
serpiente pudiera oírlo—. Debe de ser realmente molesto.
La serpiente asintió vigorosamente.

-No.... no hablara parsel verdad?- pregunto James a nadie en especifico.
-Al parecer- dijo Dumbledore.
-Pero.... pero- tartamudeo James- pero nadie de mi familia lo habla, de hecho, los descendientes de Slytherin son de las pocas familias familias con la que mi familia no esta emparentado, al menos  no desde Slytherin, tal vez antes.

—¿de dónde vienes? —preguntó Jaly, la verdad es que era un poco extraño, pero de seguro era de esas cosas que ellos podían hacer.

-Esto no es algo de eso- dijo James preocupado.

La serpiente levantó la cola hacia el pequeño cartel que había cerca del vidrio.
miraron con curiosidad.
«Boa Constrictor, Brasil.»
—¿Era bonito aquello?
La boa constrictor volvió a señalar con la cola y leyeron: «Este espécimen fue
criado en el zoológico».
—Oh, ya veo. ¿Entonces nunca has estado en Brasil?
Mientras la serpiente negaba con la cabeza, un grito ensordecedor detrás de ellos
 hizo saltar a Harry.
—¡DUDLEY! ¡SEÑOR DURSLEY! ¡VENGAN A VER A LA SERPIENTE! ¡NO
VAN A CREER LO QUE ESTÁ HACIENDO!

-Chico tonto- dijo para sorpresa de todos Snape.

Dudley se acercó contoneándose, lo más rápido que pudo.
—Quita de en medio —dijo, golpeando a Harry en las costillas, el cual empujo a Jaly. Cogido por
sorpresa, Harry cayó al suelo de cemento, Jaly, a pesar del empujón de su hermano, había logrado mantenerse de pie. Lo que sucedió a continuación fue tan rápido
que nadie supo cómo había pasado: Piers y Dudley estaban inclinados cerca del vidrio,
y al instante siguiente saltaron hacia atrás aullando de terror.
Harry se incorporó y se quedó boquiabierto: el vidrio que cerraba el cubículo de la boa constrictora había desaparecido. La descomunal serpiente se había desenrollado
rápidamente y en aquel momento se arrastraba por el suelo. Las personas que estaban en
la casa de los reptiles gritaban y corrían hacia las salidas.
Mientras la serpiente se deslizaba ante él, Ellos habrían jurado que una voz
baja y sibilante decía:
—Brasil, allá voy... Gracias, amigo.
El encargado de los reptiles se encontraba totalmente conmocionado.
—Pero... ¿y el vidrio? —repetía—. ¿Adónde ha ido el vidrio?
El director del zoológico en persona preparó una taza de té fuerte y dulce para tía
Petunia, mientras se disculpaba una y otra vez. Piers y Dudley no dejaban de quejarse.
Por lo que ellos habían visto, la serpiente no había hecho más que darles un golpe
juguetón en los pies, pero cuando volvieron al asiento trasero del coche de tío Vernon,
Dudley les contó que casi lo había mordido en la pierna, mientras Piers juraba que había
intentado estrangularlo. Pero lo peor, para Harry y Jaly al menos, fue cuando Piers se calmó y
pudo decir:
—ellos le estaban hablando. ¿Verdad, Harry?

Se oyó un grito de dolor, Sirius se había quitado la cinta.
-De verdad duele-dijo Sirius.
-Te lo dije- dijo simplemente Lily.
Con Sirius haciendo muecas de dolor continuo la lectura.

Tío Vernon esperó hasta que Piers se hubo marchado, antes de enfrentarse con los hermanos. Estaba tan enfadado que casi no podía hablar.
—Vayan... alacena... quédense... no hay comida —pudo decir, antes de desplomarse en
una silla. Tía Petunia tuvo que servirle una copa de brandy.

-Esa no es manera de tratarlos- dijo Snape, por lo que todos se le quedaron  viendo.
-Que- dijo Snape- Jaly es buena, y ni siquiera yo los trataba así.

Mucho más tarde, los hermanos estaban acostados en su alacena oscura, deseando tener un
reloj. No sabían qué hora era y no podía estar seguro de que los Dursley estuvieran
dormidos.Hasta que lo estuvieran, no podía arriesgarse a ir a la cocina a buscar algo de
comer.

-Eso es-dijo Sirius- espíritu merodeador ante todo.

Habían vivido con los Dursley casi diez años, diez años desgraciados, hasta donde
podía acordarse, desde que eran unos niños pequeños y sus padres habían muerto en un
accidente de coche.

-No mrimos así- dijo James, que estaba consolando a Lily porlo que pensaban sus hijos.

No podía recordar haber estado en el coche cuando sus padres  murieron. Algunas veces, cuando forzaban su memoria durante las largas horas en su alacena, tenían una extraña visión, un relámpago cegador de luz verde y Harry, un dolor como el  de una quemadura en su frente, y Jaly, el mismo dolor pero cerca del ojo derecho.

-No deberían recordar eso- dijo Lily.

Aquello debía de ser el choque, suponía Harry, aunque no podía imaginar de dónde procedía la luz verde. Y no podía recordar nada de sus padres. Jaly por otro lado, ya no creía lo del accidente de coche, no podía estar segura, como de muchas cosas, pero sabia que la muerte de sus padres estaba relacionada con las cosas que ellos podían hacer, ella estaba dispuesta a averiguar que era.

-Al parecer Jaly es muy intuitiva- dijo Remus- Ya no se cree nada de lo que le mienten.

Cuando eran más pequeños, Ellos soñaban una y otra vez que algún pariente
desconocido iba a buscarlos para llevárselos, pero eso nunca sucedió: los Dursley eran su
única familia.

-Eso también me sorprende- dijo Sirius- donde estoy yo que no los he ido a buscar, o Remus, donde nos metimos.
Todos se encogieron de hombros, Ginny lo sabia pero no se lo iba a decir, no quería, era mejor que se enterara en los libros. Snape se mordía por decírselo, pero no podía.

 Pero a veces Harry pensaba (tal vez era más bien que lo deseaba) que había
personas desconocidas que se comportaban como si lo conocieran. Eran desconocidos
muy extraños. Un hombrecito con un sombrero violeta los había saludado, cuando estaba
de compras con tía Petunia y Dudley Después de preguntarle con ira si conocía al
hombre, tía Petunia se los había llevado de la tienda, sin comprar nada. Una mujer
anciana con aspecto estrafalario, toda vestida de verde, también los había saludado
alegremente en un autobús. Un hombre calvo, con un abrigo largo, color púrpura, les
había estrechado la mano en la calle y se había alejado sin decir una palabra. Lo más
raro de toda aquella gente era la forma en que parecían desaparecer en el momento en
que trataban de acercarse.

-magos- dijeron todos.

 Jaly sabia que ellos estaban relacionados con ese algo que rondaba por subida, eso extraño que no estaba segura que era, era.... por decirlo así magia. 

-otra vez las intuiciones de Jaly son correctas- dijo Remus.

Pero no lo creería hasta que alguien se lo dijera, mientras ellas seguiría practicando con ella, y mas adelante se lo diría a Harry,

-No sera necesario porque- dijo Fabián
-pronto les llegara la carta de Hogwarts- concluyo Gideon.

En el colegio, ninguno tenía amigos. Todos sabían que el grupo de Dudley odiaba
a aquel extraño Harry Potter, con su ropa vieja y holgada y sus gafas rotas, y a nadie le
gustaba estar en contra de la banda de Dudley. Mientras que a Jaly, todas las chicas estaban celosas, ella era la mejor en todo, era la mejor en deporte, la mejor de la clase, y además era muy bonita.

-Es una prefecta perfecta- dijo Sirius.

Harry sintió que alguien le tocaba el hombro, era su hermana.
-Tienes hambre-pregunto Jaly.
-Si, pero no salgas, yo lo hare- dijo Harry.
-Para que te pillen como la última vez-dijo Jaly- no, espérame aquí.

-Es una prefecta perfecta pero tiene el espíritu merodeador- dijo Sirius feliz.
-Al parecer es la combinación perfecta de ambos-dijo Remus- tiene la inteligencia de Lily y el espíritu merodeador de James.
Ante esto la pareja sonrió.

Jaly se saco una horquilla de su pelo, no tardo mucho en abrir la puerta, se escabullo sigilosamente hasta la cocina, la verdad es que a ella le encantaba salir así, no estaba segura porque, pero le gustaba salir en la noche.

-Es la sangre-dijo simplemente Sirius.

Llego a la cocina, y aquí estaba la verdadera razón por la que Harry no podía ir, había la posibilidad de que los Dursley se dieran cuenta, a si que saco la comida, se concentro y apareció el doble de lo que había sacado.

-Esa es magia muy avanzada- dijo McGonagall impresionada- y ella ni siquiera entro al colegio.

Volvió a guardar exactamente la misma cantidad que había sacado, tenia en sus manos la comida suficiente para que ambos comieran bien, volvió a su alacena, donde Harry lo esperaba, le entrego dos hamburguesas, el las comió gustoso, Jaly, a pesar de que tenia hambre, apenas había  terminado su hamburguesa, Harry, exhausto se durmió al instante, mientras que Jaly se quedo pensando hasta tarde sobre lo que había pasado ese día, Harry había hecho desaparecer el vidrio, estaba seguro de que había sido el, porque ella ya controlaba su, por decirlo de alguna forma, poder, pensando en ello, cayo dormida.

Aquí termina-dijo McGonagall.
Bueno- dijo Lily - un capitulo mas y almorzamos.
-Yo leo- dijo Remus.
Se disponía al leer cuando la luz blanca apareció nuevamente....

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